
Tal vez alguien escucho mis plegarias
o vio mis lágrimas caer
bajo mis largas noches en vela
porque en la calurosa noche de noviembre
en que mi almanaque marcaba
ya seis nuevas cruces
la luna y las estrellas pactaron un acuerdo
para que bajo un disfraz de encuentro
nuestros caminos tan distantes
y de larga trayectoria
sin rumbo fijo
se uniesen en un mismo punto
bajo un inimaginable cielo
en un tiempo estático
y que hoy!
perdura eterno en la memoria.
Esa noche
en que mis ojos
se reflejaron en los tuyos
ante tanta transparencia
esa noche
que el inconsciente no borra
porque aun hoy resulta incomprendible
que encontré ese compañero
en este viaje de la vida
y en este ritmo
este ritmo que junto elegimos seguir
cada cual formando su propio destino
los cuales la vida
transformo en uno
al cruzar nuestras rutas
distantes..
distantes, sin fronteras...
Larisa!